El elfo se adentró hasta lo más profundo del bosque y cuando ya se dio cuenta de que nadie lo encontraría allí, susurró el verdadero nombre de su lobo “Loften”, a los pocos segundos la sombra del lobo se dibujó por entre los arboles y a paso tranquilo se acercó a Fadil. Se sentó bajo un árbol y el lobo se acomodó al frente, como esperando pacientemente que comenzara a hablar.
- - ¿Crees que debemos confiar en ella? – Preguntó el elfo.
- - “Si quieres mi opinión y creo que es por eso que por eso me llamaste, a mi nunca me han causado mala impresión los centauros” – le respondió Loften. Si bien este podía entender todo lo que dijeran las otras razas la conexión entre lobo y elfo le permitía a Fadil ser el único en poder escuchar lo que pensaba animal y así poder comunicarse, lo mismo con los otros clanes de elfos – “a pesar de que ellos no se queman las manos por nadie, el hecho de que esa centáuride esté aquí, con nosotros, es un signo de que algo esta pasando dentro de esa raza. Lo importante es saber si hay mas que piensan como ella.”
Fadil asintió con la cabeza y lo miró pensativamente, tratando de ordenar las ideas que tenía en la cabeza.
- -¿Y si es una treta? –
- - “Entonces la matamos” – el lobo ladeó la cabeza – “No delante de las hechiceras, por supuesto, Isis se alteraría y Ariadna no lo permitiría… Por cierto ¿qué harás con respecto a ella?” – Fadil bajó la cabeza, preocupado- “Ella es la hechicera y tú un elfo, pero eres el alfa de tu clan y lo que sientes por ella te está nublando. Ten cuidado” –
- - Loften, es complicado –
- - “Lo sé, yo te apoyo, pero ten cuidado con tus acciones” – Loften se acercó a su lado – “O la dejas tranquila o vas por ella de una vez, no puedes ser un alfa indeciso, los jefes debemos tomar decisiones, les gusten o no a los demás. Y recuerda, cualquier decisión que tomes, yo la apoyaré” –
- - Ajá… Es hora, si no parto ahora Ízar me dejara sin almuerzo – se excusó mientras se levantaba y se limpiaba los pantalones, todo sin mirar al lobo.
- - “Claro. Cambia el tema, elfo cobarde”- pensó estirándose para luego seguirlo.
Isis, Ariadna y Yélahiah conversaban afuera de la casa de las taumaturgas sobre sus nuevos poderes, aunque claro, el tema cambiaba cada cinco minutos gracias a las teorías que sacaba el ogled e Isis, por lo que Ariadna se esforzaba en vano por mantener el tema original.
- - Oye, E-Vidente ¿no sabes que hay en la pieza que está al lado de la nuestra? – Preguntó Isis –
- -No – Respondió Ariadna encogiéndose de hombros - ¿Por qué? –
- -Porque Fadil salió de ahí y parecía enojado… ¡Quizás trajeron a sus papis para que lo retaran por molestar a Fadinhe! –
- - Debe ser eso, o quizás le dijeron que esa habitación era un baño anti elfos, si yo fuera elfo no me gustaría tener algo así… - Agregó divertido Yélahiah –
- - Eso es ridículo – Dijo Ariadna, ya cansada de sus extrañas ideas – Yélahiah, concéntrate y háblame más sobre este nuevo poder que sí podemos ejercer –
- - ¡YA SÉ! – Gritó la otra hechicera – Dime ¿qué ves en mi? – Dijo haciendo poses. Ariadna pestañeó sin entender –
- -¿Cómo quieres que te diga eso? –
- -Pero si tú puedes hacerlo, tienes como el tercer ojo o algo así… Ya, dale –
- -No funciona así, aún – Yélahiah frunció el ceño – Es más complejo y es la razón por la que seas una solitaria amargada –
- -Así que es por eso… - Comentó Isis mirando sonriente a Ariadna –
- - En realidad, es difícil de explicar, pues hasta ahora ha sido algo más instintivo, pero lo tiene que desarrollar de tal manera que sea una herramienta que pueda usar a su gusto ¿entienden? – El ogled miró a ambas y comprendió que no lo habían entendido del todo – A ver, hagamos un ejercicio, Ariadna, mira a… Lucis y dime qué es lo que te parece –
Ariadna se fijó en la taumaturga y sin mayor esfuerzo tuvo la certeza de que era lo que pensaba la muchacha.
- - Está pensando en Mahasiah – Dijo con confianza la hechicera.
- - ¿En serio? A mi me parece que no sabe qué hacer de almuerzo porque es tonta – Isis se cruzó de brazos y siguió mirando a la taumaturga –
- - No, estoy segura de que está pensando en Mahasiah –
- -Vamos a ver – Yélahiah le hizo un gesto a Lucis, quien se acercó de inmediato – Lucis, querida ¿pensabas en Mahasiah? – La taumaturga enrojeció hasta las orejas y esa fue la respuesta que le bastó a Yélahiah – Ves? Aquí se intensifica tu poder, en la tierra no es tan… poderoso por decirlo de alguna manera, a lo más se mostraba si alguien no te daba confianza o algo así, y siempre sabías si tus hermanos estaban metidos en alguna cosa –
- - Aaaah… ¡Tu poder es más bakán que el mío! – Dijo una taimada Isis, luego se fijó en que la taumaturga seguía ahí – Ya, ándate, nadie te quiere acá – Agregó con tono arrogante – Entonces, ella lee mentes –
Continuaron conversando cuando a lo lejos vieron que se acercaba el lobo de Fadil.
- -Viene a molestarte – Dijo divertida Ariadna a su amiga, quien apuntó con su dedo al animal –
- -¡Ah, no, ni se te ocurra gato! – Amenazó Isis. El lobo se le acercó más - ¡Ándate, animal cochino! –
Mientras Isis jugaba con Alfa, Ariadna sintió el repentino cambio en la actitud de su ogleda, de una alegría casi molesta paso a un desbordante rechazo, el vuelco shockeó a la muchacha ya que era como si una nube de tormenta se alojara en los ojos de Yélahiah, o al menos esa fue la impresión que le provocó a la niña.
Ariadna miró confusa a Isis quien le hiso un gesto indicándole que no le diera mayor importancia, que después le explicaba. La muchacha volvió su atención a Yélahiah y cuando Fadil llegó cerca de ellas no pudo evitar sonreírle a Ariadna, lo que no pasó desapercibido por el ogleda.
- - Sonrisas para una y nada para la otra… Qué interesante tu manera de actuar, elfo –
- - ¡Es que yo estoy muy enojada con él! – intento distraer la atención Isis - ¡Por… Porque él no sabe entrenar a su gato y el gato no me deja tranquila! – Ariadna miró a Isis, confundida – Es verdad… - Se excusó la hechicera –
- -Preocúpate de proteger a la hechicera, ogleda, no de analizar mis acciones – Fadil le dedicó una mirada fría a Yélahiah y luego entró junto al lobo a la casa de las taumaturgas.
Ariadna vio alejarse al elfo y luego se volvió, aún confundida, a su ogleda, quien no estuvo tranquilo hasta que lo vio entrar y mantuvo su semblante serio, mientras que Isis miraba a todos lados, buscando alguna excusa para salir de ahí.
- -Yo me iré porque la mala onda es evidente y me incomoda – Dijo Ariadna alejándose de los otros dos –
- -¡El tercer ojo! – Gritó Isis, sobresaltando a un ensimismado Yélahiah. La muchacha esperó a que su amiga se alejara lo bastante como para que no a escuchara y se acercó al ogleda – Oye, chistoso, los celos son obvios así que trata de no ser tan… E-Vidente – regañó seria – Ubícate… desubicado – Dijo y entró a la casa a buscar a su propio ogleda, que la mandó a almorzar.
El resto de la tarde Izar la pasó tratando de convencer a Isis para que practicara con sus poderes, la respuesta siempre era “see, claro” mientras se sentaba a ver como Ariadna intentaba sacar sus poderes.
Ya llevaban algunos días en el hogar de las taumaturgas y aun no lograban que Isis practicara absolutamente nada, ni magia ni el arco, no lograron que comiera ni que se cambiara las ropas que llevaba de la tierra. En cambio, Ariadna tampoco se cambiaba la ropa pero sí comía y practicaba la espada y la magia, no con mucho éxito, lo que la ponía de mal humor. Así que en esos momentos se encontraba practicando con la espada, que le daba mejores resultados.
Isis miraba a su amiga practicar con la espada junto a Fadil. Llevaba casi media hora sentada en un tronco, sin dejar de observar cada detalle. Se fijó en el rubor que le apareció en el rostro a Ariadna cuando el elfo se puso detrás de ella mientras le enseñaba un nuevo movimiento, en que le brillaban los ojos cuando él le sonreía y le decía “muy bien, majestad” y que, a veces, actuaba como una tonta niña enamorada de su maestro y, eso era, una niña enamorada, lo de tonta, prefería no decirlo.
De repente, se acercó Gorio junto a su caballo, uno de los elfos con más edad del grupo. Mientras él arreglaba la montura, Isis comenzó a hablarle.
- -Gorio, tengo una pregunta –
- -¿Sí, majestad? –
- - No me digas “Majestad” me siento señora, dime Isis – sonrió. El elfo la miró – Ah, sí, la pregunta – Isis volvió a mirar a los tórtolos - ¿Qué ocurriría si uno de ustedes tiene algo con una de nosotras? –
Gorio la miró extrañado, la hechicera hacía preguntas extrañas. Eso era imposible, los elfos estaban para cuidarlas.
- - Majestad… Isis – dijo al ver la mirada reprobatoria de la muchacha – No entiendo a qué se refiere con “algo”.
- -Un enamoramiento, como si a un elfo le gustara una hechicera y viceversa –
- - Ah… bueno, majestad, digo, Isis, eso no puede pasar. Los elfos siempre hemos estado para cuidarlas y protegerlas. Tener un “enamoramiento” significaría ponerlas en riesgo… Y, no nos conviene. Además, eso no puede pasar ya que si se diera el caso el castigo para el elfo infractor sería la muerte por faltar a sus responsabilidades con todas las razas. – Contestó el elfo, fijándose en que la muchacha miraba atentamente a su compañero y a la hechicera - ¿Por qué lo pregunta? ¿Acaso ocurre algo?
Isis notó que el elfo también miraba a sus amigos, pero no parecía comprender. De repente, vio un brillo de astucia en él y se asustó. Cambió rápidamente de tema.
- - Es que… Verás, siento que entre nosotros hay algo, química podríamos decir – Dijo, mientras se reía - ¿Acaso no lo sientes? Porque podríamos fugarnos…–
El elfo se rió, entendiendo que la niña ocultaba algo.
- -Lo siento, majestad, la diferencia de edad es mucha. Usted podría ser mi nieta. Además, ya estoy con alguien – Contestó, terminando de cepillar a su caballo – Y, ella es mi luz –
Isis sonrió al ver que el brillo de astucia pasaba a uno más soñador, como si de verdad él estuviera enamorado. Luego se levantó y caminó hacia Ariadna y le susurró “Tenemos que hablar… Disimula”. La morena la miró confundida y con un gesto le hizo entender a Fadil que seguirían luego y caminó junto a Isis. Al llegar a un claro dentro del bosque, abrió la boca para hablar, pero su amiga la interrumpió.
- - Sé que te gusta Fadil, es obvio – Dijo la niña, apoyándose en un árbol – Pero tienes que aprender a disimular. Yo me di cuenta, Mahasiah igual y creo que Yélahiah también. Lo bueno es que los elfos aún no y, créeme, lo de ustedes – continuó mientras la apuntaba – no es buena idea.
- - No sé a qué te refieres. Debes estar alucinando, siempre lo haces – dijo la aludida mientras un extraño tic aparecía. Comenzó a pestañear más de lo normal, Isis lo notó y le sonrió picaronamente – ¿De qué te ríes? –
- -¡De ti, enamorada! Deja de mentir, yo no le diré a nadie –
- -No sé de que hablas –
- -Sí lo sabes –
- -No, no lo sé –
- -Sí, si lo sabes… Ariadna de… Fadil – La morena palideció y luego se ruborizó - ¿Ves? ¡Lo aaamaaas! – Se burló Isis – Aceptarlo es lo más fácil.
- -¡No tengo nada que aceptar! Hay cosas más importantes que saber quien me gusta – Se trató de defender. Ariadna le dio la espalda, dispuesta a volver al campamento –
- - ¡Tú, señorita, no vas a ninguna parte! Negación es la primera fase, luego viene aceptarlo ¡Acéptalo! ¡Te gusta! Y después, bueno… después viene la mejor parte –
Ariadna se detuvo, sino fuera porque dependía de ambas el bien de ese lugar, ya la habría golpeado. La miró por encima de su hombro y le dijo “No digas nada”. Isis comenzó a reír y la alcanzó hasta tomarla del brazo, caminaron por el bosque para acercarse al campamento.
- -¿Sabes? Cuando me mientes a mi, pestañeas mucho por que cuando le mientes al resto no pestañeas nada – Dijo con tono infantil – Es fácil que yo sepa cuándo mientes.
- -¿Por qué a veces eres tan observadora y otras veces eres tan… volátil? – Isis la miró –
- No lo sé… Es que eres tan E-Vidente… ¿sabes? Quiero un caballo – contestó de forma pensativa. Ariadna se golpeó con la mano su frente y siguieron caminando mientras Isis hablaba de todas las razones por las que debería tener un caballo. “Blanco… o café, me gustan ambos ¿habrán rosados?”
Casiopea había conseguido el permiso de Fadil para poder salir e internarse en el bosque para poder leer las estrellas, había salido mientras la hechiceras practicaban, alcanzó a atísbalas, no eran mas que unas niñas que llevaban ropas raras, una era menor de lo que esperaba pero manejaba la espada mucho mejore de lo que esperaba y la otra le pareció peculiar.
Galopó lo más rápido que pudo a lo profundo del bosque y miró hacia las estrellas, y se encamino hacia la otra salida del bosque.
- -Que las estrellas iluminen tu camino… - escuchó la voz que esperaba aparecer de los bosques
- -Y que guíen a salvo tu camino a casa. – terminó el saludo protocolar de su raza.
- Es un alivio que hayas logrado la primera parte de la misión a salvo – comenzó Cefeo - ¿Cómo va todo?
- -No me dejan salir de la habitación – comento mientras comenzaban a caminar.
- -¡Te escapaste! – exclamó preocupado el centauro.
- -Pedí permiso al Teniente General de los elfos para poder salir a leer las estrellas, no he podido comunicarme con las hechiceras, pero son solo unas niñas y no sé si podrán con todo lo que conlleva ser Hechiceras.
- -Debes acercarte pronto a ellas, nos conviene ganarnos su confianza y eres el él único nexo que tenemos con ellas. Debes procurar que aprendan a defenderse rápido pues Adrik ya comenzó con sus movimientos, Kulfen encabezará a los enanos que irán en pos de las hechiceras, quieren a la Vidente.
- - Debemos separarnos Cefeo, no debemos poner en riesgo la misión dejando pasar tiempo valioso. Que las estrellas iluminen tu camino. – se despidió Casiopea.
- -Y que guíen a salvo tu camino a casa. – El centauro hizo el gesto de tomarle el brazo – Cuídate.
- - No necesitas preocuparte por mi – le respondió despacio – Cuida tus pasos – la centáuride inicio el galope de vuelta.