- Señor, acaba de llegar el informe del ataque sorpresa realizado al grupo de las hechiceras – comenzó Cefeo – según lo escrito el ataque fue todo un éxito, no hay bajas en ninguno de los grupos, lamentablemente. Menciona que los elfos, un grupo de ocho que incluye a Fadil, el cabecilla del clan de los lobos, Gorio, su segundo al mando y el elfo con más experiencia del grupo, y los cabecillas de los clanes del zorro, el halcón, el puma, las serpientes y un representante de los clanes de la costa, se vieron sobrepasados por el ataque en una primera instancia pero que pudieron repeler el asalto con facilidad luego de que se acomodaran a la situación. Y se destaca la participación directa de las hechiceras – Adrik lo miró atentamente, aquella era una conducta que no esperaba de esas niñas –
- Profundiza –
- A las hechiceras se las estaba trasportando fuera del campo de batalla, pero luego de que los enanos empezaran a atacar ellas volvieron para defender a los elfos. Encontramos esa actitud inesperada ya que lo más sensato hubiera sido que hicieran caso a sus ogleda y se hubieran retirado. – comentó el centauro –
- ¿Y que dicen las estrellas acerca de esto? –
- Dicen que usted como persona particular debe estar atento a los movimientos de las hechiceras. – Adrik le hizo un gesto con la cabeza para que continuara – el informe también menciona la forma de luchar de las hechiceras, dice que la Vidente luchó con la esgrima de los elfos y, citando, “pegando coces como una mula”, en cambio la Ilusionista entró con un arco a la batalla, dispuesta a lanzar una flecha, pero que lo arrojó, pegó dos patadas y comenzó a gritarle a nuestros enanos – Adrik frunció el ceño, era la primera vez que Cefeo lo veía hacer alguna expresión aparte de ese gesto cruel que lo caracterizaba – y luego mandó uno volando con su capacidad para manejar el aire. Así que debemos mantenernos a una distancia prudente del alcance de su magia.
- ¿Y la otra? – inquirió el rubio.
- No, la Vidente aún no ha sacado sus poderes, no sabemos si es porque no los ha querido mostrar o porque aún no posee control sobre ellos. – Cefeo revisó nuevamente el informe y algo llamó su atención – También dice que el grito de guerra de la Ilusionista es “La violencia…no…resuelve nada…” – el centauro releyó la frase para asegurarse de que no estaba leyendo mal y luego miró confundido al hechicero. Adrik tenía el ceño aún más fruncido a causa de la extraña declaración. Luego de unos segundos, el hechicero volvió a su expresión normal y miró fijamente a Cefeo mientras una sonrisa cruel se asomaba en su rostro.
- Es hora de actuar –
Ambas niñas caminaban juntas, separadas de sus ogleda, para poder hablar tranquilas. Ya se caían bien, se hablaban y compartían secretos. Ariadna nunca se habría imaginado que podría encontrar una amiga en Isis y viceversa. Las dos se reían y conversaban como si siempre se hubieran llevado bien, aunque claro, la trigueña con más recato que la otra.
Los elfos se detuvieron en un claro y Fadil pidió una reunión junto a las hechiceras y sus correspondientes ogleda.
¾ En una hora llegaremos al hogar de las taumaturgas – Comenzó el elfo – Y, bueno, nuestra misión no ha terminado, seguiremos con ustedes, hechiceras, pero quisiera que sepan que vendrán situaciones peores que el ataque de los enanos y deben estar preparadas.
Isis se miró con Ariadna ¿por qué seguían insistiendo con que ellas no sabían defenderse? Después de todo, no les fue tan mal contra los enanos. La muchacha de ojos azules levantó la mano, interrumpiendo a Fadil, quien la miró interesado.
¾ - ¿Sí? –
¾ - ¿Van a seguir con nosotras mientras estemos donde las taumaturgas? – Preguntó la niña. El elfo sonrió alegre y asintió con la cabeza - ¿Y seguiremos entrenando? –
¾ -Por supuesto – Respondió Fadil. Isis bufó –
¾ - Yo creía que ahora solamente practicaríamos como sacar nuestros poderes y todo eso… - Comentó Ariadna mirando fijamente al elfo –
¾ -No solo aprenderán a usar sus poderes, majes… Ariadna – se corrigió rápidamente el elfo, un tanto incómodo - también seguirán entrenando. – El elfo la observó en silencio por unos segundos y luego volvió su vista a los ogleda – Mahasiah, Yélahiah, estando con las taumaturgas estarán más seguras, las tropas de Adrik saben que tienen todas las de perder si atacan estando cerca del hogar de las taumaturgas, pero de todas formas, no dejen solas en ningún momento a las hechiceras. Estarán esperando un momento para atacarlas. – Ambos jóvenes lo miraron seriamente y asintieron – Entonces ¿vamos? –
Isis le dedicó una sonrisa cómplice a Ariadna, que no la entendió y no le prestó más atención. Luego de finalizar la reunión, Fadil mandó a levantar el campamento para ponerse en marcha.
Unas horas después, luego de muchos “¿y cuánto falta?” “¿y ya llegamos?” “¡Más te vale que no me dejes sola, ogled-loquesea traicionero!” de parte de Isis y bufidos de parte de Ariadna y Mahasiah, risas de Yélahiah, Fadil y Fadinhe y claro, los constantes gritos “¡VE MÁS LENTO!” de la elfa, por fin, llegaron al hogar de las dichosas taumaturgas.
Casiopea sintió un gran alboroto dentro de la casa de las tres hermanas y curiosa, entró para ver qué ocurría. El escándalo que tenía la menor, Lucis, corriendo de un lado a otro, la sorprendió, mientras que las otras dos la miraban manteniendo cierta distancia prudente.
- ¡Viene Mahasiah! – Gritó emocionada Lucis a la centaúride, quien levantó las cejas algo aturdida –
- Lo sabemos, hermana, lo has repetido toda la mañana… - Comentó Circe, cepillando su rojo y voluminoso cabello delante de un espejo de mano –
- ¡Es que viene MI Mahasiah! – Lucis le quitó el espejo – Ay por mis majestades, debería lavarme el pelo… - Circe le quitó con brusquedad el espejo –
- Lo lavaste en la mañana – Dijo mirándola enojada – Y por enésima vez, no te voy a prestar mi ropa –
- Lucis, entiendo que estés tan emocionada, pero compórtate delante de nuestra invitada – Ízar se levantó de la silla en la que estaba para acercarse a Casiopea – Lo siento, él es alguien muy especial para mi hermana y le trae muy buenos recuerdos – Agregó mirando algo avergonzada a Lucis, quien sonrió como pidiendo disculpas – Ya están cerca, prepárense. Lucis, cálmate. Circe, ponte algo más sobrio. Casiopea, no estés tan nerviosa –
Ízar tomó aire y sonrió, acercándose a la puerta pero fue empujada por una ráfaga de cabello negro que salió como alma que lleva el diablo por la puerta, gritando “¡Mahasiah!”. Circe se acercó a su hermana mayor y le sonrió burlescamente, palmeando su hombro.
- ¡MAHASIAH! –
El aludido saltó del caballo que encabezaba la marcha, pasándole las riendas a Yélahiah y corrió con la sonrisa más grande que Isis le había visto en la cara. El joven se encontró con una muchachita que saltó a sus brazos, dieron un par de vueltas abrazados y luego se detuvieron. Mahasiah la miró a los ojos y la besó como no lo había hecho en mucho tiempo. Si no fuera por Ariadna, Isis habría terminado bajo el caballo y probablemente provocando un incendio pues por alguna extraña razón de sus manos salían chispitas.
- Cálmate, mujer, cálmate – Dijo la trigueña, mirándola sorprendida –
- ¡DESGRACIADA, MAHASIAH ES MÍO! – Rugió notablemente alterada, pero siendo ignorada por la pareja. Fadil la miraba espantado mientras que Yélahiah se esforzaba para no caerse del caballo por un ataque de risa, mientras que los demás elfos no podían contener su espanto ante la furia de la hechicera.
Lucis se separó avergonzada ante la actitud tan liberal de su amado y cubrió su rostro con ambas manos. El joven la acercó, envolviéndola en un abrazo y riendo al ver a la muchacha tan sorprendida. De repente, recordó que no estaba solo y miró a los demás, notando el espanto en sus rostros, buscó con la mirada el porqué y se encontró con una Isis que literalmente lanzaba chispitas desde sus manos y a una Ariadna que miraba reprobatoriamente a Yélahiah, que se hallaba sentado en el suelo riéndose a carcajadas mientras apretaba su estómago. Tomó de la mano a Lucis y, cuando se dispuso a caminar hacia ellos, tres personas llegaron a la pareja.
- ¡Ízar! – Saludó Mahasiah sin soltar a Lucis –
- Mahasiah, compórtate, no alteres más a mi hermana de lo que ya estaba – fue el amable saludo de la taumaturga mayor – ahora ¿me presentarás a tu protegida? –
El ogled miró a Isis y frunció el ceño.
- Si tú te quieres arriesgar… Vamos –
Caminaron hacia el grupo que se había detenido ante el encuentro de la pareja. Fadil se bajó de su caballo y saludó con una reverencia a las taumaturgas, sonriente. Isis y Ariadna se mantenían distantes de las que los fueron a recibir, ya que la trigueña estaba al lado de Yélahiah, mirándolo mientras seguía riéndose e Isis, bueno, ella no quería saber nada de nadie.
El elfo cabecilla se acercó a ambas hechiceras junto a las taumaturgas.
- Ellas son las hechiceras – Comenzó presentando a la trigueña – Ariadna, la hechicera de la tierra y el agua – Indicó con un leve sonrojo – Isis, la hechicera del fuego y el aire – Agregó – Majestades, ellas son las taumaturgas, Ízar, Circe y Lucis – Dijo indicando a cada una – Ellas serán quienes las ayudarán con sus poderes –
Ariadna observó detenidamente a cada una de las hermanas, quienes demostraban ansiedad y nerviosismo en sus miradas. De repente, sintió como si su mente estuviera siendo revisada por alguien más y tuvo la certeza de que la culpable era Ízar, que la miraba sonriente. A pesar de eso, le daba cierta confianza, pero alzó una ceja en una silente petición de “deja de revisar mi mente”. La taumaturga comprendió y se fijó en la otra hechicera, que miraba con odio mal contenido a su hermana menor, Lucis, quien se escondía detrás de Mahasiah.
- Mahasiah, ella me da miedo – Susurró Lucis al notar el inminente odio de la hechicera. El ogled sonrió algo incómodo –
- Majestades – Dijo Ízar a las muchachas – Si gustan acompañarnos – La taumaturga se acercó a Fadil y le habló en voz baja – Tenemos una invitada especial que nos gustaría que conocieran. Por favor, no sean bruscos con ella, se encuentra en una situación delicada – El elfo frunció el ceño –
- Tendremos cuidado – Dijo, luego se dirigió hacia los otros elfos y les advirtió de la situación, éstos revisaron con disimulos sus armas y se dirigieron junto a los demás al hogar de las taumaturgas que se encontraba a pocos metros –
Ya instalados en el recibidor, Ariadna se fijó en que la colorina que presentaron como Circe, no parecía muy feliz de su llegada y notó que los ignoraba, como si en realidad su presencia no le fuera agradable. Esa taumaturga no le daba buena espina, por alguna razón no le era confiable a diferencia de Ízar o de la muchachilla que se escondía al lado de Mahasiah.
- Majestades… - Comenzó Ízar, siendo interrumpida inmediatamente –
- - Y dale con la misma cuestión ¡Es Isis y Ariadna, no majestades! ¡Duh! – Estalló Isis - ¡Excepto tú! ¡Para ti soy suprema majestad ídola diva DIOSA DEL UNIVERSO Y TODO LO EXISTENTE! – Agregó apuntando con furia a Lucis, escuchó una tos desde atrás y no pudo reconocer a quien pertenecía, ni lo intentó tampoco – Y ella también ¿entendido? – Terminó apuntando a Ariadna, que la miraba con la misma cara que al principio, sin entender - ¡ME BASTA CON QUE ASIENTAS CON LA CABEZA, NO ME SIRVEN GEMIDOS! –
Fadinhe miraba atónita la escena, tratando de entender la situación y como no le dio mucho resultado, se acercó a Ízar.
- - Disculpa, Ízar ¿dónde está la cocina? – Preguntó la elfa – Quiero empezar a preparar algo para comer y tal vez colocar alguna hierba calmante en la comida de Isis… - Agregó en un susurro –
- - En esa puerta – Indicó algo confundida la taumaturga. Luego de que la elfa se fuera, trató de continuar – Como iba diciendo, ustedes han venido aquí para aprender a manejar sus poderes… -
- - Sí, si eso ya lo sabemos – Interrumpió Ariadna – Y disculpa la interrupción pero si no hablas rápido, no lo contamos mañana – Dijo apuntando a Isis – Mientras más rápido, mejor –
- - Entiendo, majestad, nosotras poseemos habilidades para ayudarles a manifestar de manera segura sus poderes, junto con sus ogleda. Probablemente ya les han dicho los elementos que pueden controlar, pero estoy segura que se han dado cuenta de que no es solo eso lo que pueden hacer. Por ejemplo, usted majestad Ariadna estoy segura que es muy buena juzgando a la gente – la hechicera meneó la cabeza mientras Yélahiah gritaba un colérico “SÍ” – En cambio, usted majestad Isis, si me presta atención, por favor – La aludida la miró sonriente – Usted puede lograr que la gente crea todo lo que dice, incluso lo que sabe que es mentira, al menos por un rato – Isis se acarició el mentón, pensando y luego asintió – La razón de esto es porque aparte de controlar un par de elementos, tienen otras capacidades. A su rama de la familia – continuó intentando mantener la atención de Isis – se les llama los “Ilusionistas”, ya que son capaces de hacer ilusiones, controlar por un corto lapsus de tiempo las mentes de los demás, hasta el punto de, en el peor de los casos, hacer perder la razón a algún individuo, por supuesto nosotras estamos protegidas contra eso, nos hemos entrenado toda nuestra vida para ayudarlas y no vernos afectadas por esta capacidad en específico – Agregó al ver que la mirada de la hechicera se dirigía hacia Lucis – En cambio, usted – dijo un poco más tranquila – majestad Ariadna, su rama de la familia es llamada los “Videntes” y su capacidad no nos hará perder la razón a diferencia de las ilusiones. Usted es capaz de ver la verdadera naturaleza de las personas, esa es la razón por la que probablemente no es muy cercana a la gente y no le cree a nadie, es una capacidad bastante dura de poseer, pero al menos sabe que la gente que usted se permite tener cerca merecen la pena. Y ahora teníamos planeado que Lucis les enseñará sus habitaciones pero no es seguro para nadie así que Circe lo hará y si el Teniente General Fadil gusta de acompañarme junto a su tropa –
- - ¿Teniente qué? – Dijo Isis entre risas –
- - Así que eso eras… - Comentó Ariadna divertida viendo como el elfo hinchaba el pecho orgulloso – Qué raro, tienes más cara de un cabo cualquiera – Agregó, logrando que el elfo se sintiera como chicle pegado en el zapato –
- - Teniente cabo Fadil – Isis le sonrió – Ah, perdón, era E-Vidente que lo eras – Comentó mirando picaronamente a Ariadna, olvidándose por un momento el odio que había sentido rato atrás y siendo conducida por Circe hacia la parte posterior de la casa-
Ízar los guió hacia la puerta que se encontraba en el centro del gran salón de estar de forma semi circular, Fadil vio de reojo que las dos hechiceras entraban junto a una de las taumaturgas a la puerta de la derecha, intrigado por conocer a la invitada secreta, entró junto a la hermana mayor y los demás elfos a la habitación y lo que vio no lo dejó más que anonadado. En ese preciso instante, sus compañeros sacaron las armas, dispuestos a atacar, pero la mano en alto de su líder los detuvo. La taumaturga le dedico una mirada significativa a Fadil.
- Casiopea – Llamó la rubia.
La aludida, que al sentirlos entrar respiró tratando de calmar sus nervios, observaba por la ventana, tratando de ignorar el sonido de las espadas y convenciéndose a sí misma de que se había arriesgado por una razón importante, el bien de su mundo. Se dio media vuelta al escuchar su nombre y se fijó en quien parecía ser el líder del grupo, el joven elfo de cabello cobrizo y ojos rasgados que la miraba curioso. Dio unos pasos tímidos hacia el grupo e hizo una reverencia.
- Él es Fadil, el Teniente General de las defensas élficas – Señaló Ízar – Ella es Casiopea, una desertora de las filas de los centauros que ha decidido apoyar nuestra causa –
Fadil frunció el ceño, tratando de entender cómo era posible que hubiera una desertora en las tropas de los centauros y que, además, siguiera viva, pues no sabía de alguien que al abandonar una causa en común lo dejaran ir con vida, menos si se trataba de un grupo tan estricto como los centauros. Con una seña le indicó a sus compañeros que bajaran las armas.
- ¿Y qué te ha hecho cambiar de parecer, Casiopea, como para traicionar a tu propia raza? – Preguntó el elfo con autoridad – ¿Por qué tendríamos que confiar en ti si eres una traidora?
- Lo que hice fue por un motivo, no he dejado de ser lo que soy pero las estrellas me han dicho que la paz recae en los hombros de las hechiceras – Dijo con calma en la voz la centáuride, tratando de ocultar el temor que le infundía la gatuna mirada del elfo –
- ¿Y cómo podríamos saber que no es esta una treta de parte de Adrik para meterse en nuestras filas? - Insistió Fadil –
- Porque yo le leí el pensamiento y lo que dice es verdad – Aseguró Ízar, metiéndose en la conversación –
- Fadil, recuerda que los centauros saben cómo protegerse – Susurró Gorio a su Teniente – Especialmente sus recuerdos –
- No le creo, Teniente – Agregó Daltar en un susurro –
- Además, Circe pudo leer sus intenciones y, cito “es una simple traidora” – Ízar miró a Casiopea y luego se volvió a Fadil – Es nuestra invitada y protegerá a las hechiceras, los ayudará a ustedes con los movimientos de los centauros, nos será de gran utilidad –
Los demás elfos miraron expectantes a su líder, quien tenía un semblante serio y su ceño fruncido. Fadil observó fijamente a la centaúride, quien esperaba el veredicto con temor.
- La mantendremos vigilada – Sentenció – No se podrá acercar a las hechiceras a menos que haya presencia élfica –
El elfo se dio media vuelta y salió sin esperar a sus compañeros, caminó hacia el estar, dispuesto a caminar junto a Alfa, cruzándose con su hermana sin mirarla. Salió de la casa de las taumaturgas junto al lobo y se dirigió al bosque, ignorando la presencia de ambas hechiceras que lo vieron alejarse algo sorprendidas por el semblante de Fadil.
Las taumaturgas son geniales >.<
ResponderEliminarNo me esperaba esa reacción así de Mahasiah ni de Isis (no, de ella sí... Isis la lleva)
pero quiero saber más sobre las taumaturgas!
y acerca de la reacción de Fadil al final ¿qué onda con eso?
Esop :3 espero el siguiente con ansias
atte, su fan nº 1
que onda Casiopea??? :S quiero saber mas!!!
ResponderEliminarfelicitaciones chicas,la historia esta buenisima, y los personajes son muy atractivos, continuen!!!!
una abrazo
QUIERO OTRO CAP :( Eso :3 abrazos
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